Claves de Sanación Descubiertas por Pacientes Sanados

Yo María Auxiliadora Florido Barreto llegué a la Hacienda la Concepción en Septiembre del 2013, por intermedio de mi hermano menor Luis Florido que ya había estado allí para sanar de sus enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes, hígado grado, colesterol y triglicéridos alto y sobre peso.

Mi hermano salió también de este lugar que la primera persona que pensó para venir acá, fue en mí.

Yo me encontraba con una enfermedad desde hacía muchos años que cada día me tenía mas anulada como persona y con un futuro muy incierto. Fui diagnosticada en el año 1992 con un trastorno poco conocido en la época; SINDROME DE SJÖGREN, el cual tiene que ver con la falta de sudor, humedad y lagrimas en los ojos. Los síntomas aumentaban sin mejoría alguna por lo cual me empezaron a dar altas dosis de esteroides para controlarlos, ya que eran muy dolorosos; había rigidez matutina, inflamación de las articulaciones, resequedad en mucosas y dificultad para caminar. Así pase muchos años y cada día con una dolencia nueva sin sentir casi mejoría y recibiendo cada vez más medicamentos. Todos mis órganos empezaron a enfermarse: el estomago, el colon, los ojos, las venas, el hígado, la vesícula, en fin casi todos mis órganos. Cuando recaía me aumentaban la cantidad de esteroides y analgésicos no esteroideos, hasta que por fin en el año 2003 se me hicieron una cantidad de exámenes inmunológicos, entre los cuales, muchos salieron positivos: los anticuerpos antinucleares, el anti-ro, el anticoagulante lúpico y otros y me dieron la certeza de que lo que padecía era de LUPUS ERIMATOSO SISTEMICO. Entre los síntomas, me había salido también la famosa mariposa en el rostro.

 
  ANTES (SEPTIEMBRE 2009) MORROCOY VENEZUELA

En ese mismo año me fui deteriorando mas, las dolencias habían aumentado con complicación en el estomago con una gastritis sangrante, una trombosis profunda en venas en piernas izquierda, todos los valores altos, en fin me vi muy mal. Pase de médico en médico y no llegaban a controlar la enfermedad, ya para esta fecha era hipertensa desde el año 1986 con problemas en la válvula mitral, problemas de piel y los ojos también, ya los esteroides habían hecho daños muy fuertes en mi organismo.

Al llegar a la hacienda ya traía en mi haber un infarto masivo en el miocardio, 6 trombosis profundas en la misma pierna, hipertensión arterial, gastritis crónica, artrosis en rodillas y cadera, había sido operada de histerectomía, hemorroides, rodilla, vesícula, apéndice, amígdalas, catarata en un ojo y encías por abscesos, tenía el colesterol alto, hígado graso, problemas en los riñones y vejiga, polineuropatía en miembros inferiores, fibromialgia, convulsiones y sin casi poder caminar, llegué con bastón casi arrastrándome y con esperanzas de sanar.

En la hacienda me atendió el Dr. Efraín Hoffman una persona que me llamó la atención por su sencillez y jovialidad, trasmitía paz, esperanza y un gran amor a su profesión. Me saludo con una confianza como si me conociese de toda la vida, entré a su consultorio y empezó un interrogatorio de por qué yo había ido a la hacienda a consultarme. Le respondí que quería sanarme porque llevaba muchos años con el LUPUS y empecé a contarle mi historia y toda la cantidad de medicamentos que tomaba, en total 35 sin contar 5 que había dejado en casa por no querer tomarlos más y me  respondió lo siguiente:

“Yo necesito que tu familia se reúna y escojan a uno de sus miembros para que me autoricen a quitarte los medicamentos en especial los esteroides”.

Yo le respondí: “No hay necesidad de eso, porque a mí me envió alguien que tú conoces y que se me reveló en la habitación de mi casa. Ese fue el Dr. José Gregorio Hernández -el papapa entre los médicos”-. Se lo dije mirándolo fijamente a los ojos, en ese momento me hizo mirar hacia una mesita que tenía en un rincón del consultorio y me mostró una imagen del Dr. José Gregorio que le había regalado el día anterior una paciente con el mismo diagnóstico mío de LUPUS ERITEMATOSO SISTEMICO. Coincidencialmente la joven estaba en la hacienda ese día y me la presentó para que me constase su experiencia. Era una mujer como de unos 34 años de edad, quien luego de haber cumplido parte del tratamiento internada, se retiraba a su casa ese día para continuar ambulatoriamente viniendo 1 vez a la semana. Después que hablé con la joven, regresé con el Dr. Efraín y me dijo que sí,  que asumiría el reto conmigo y me propuso una estadía de 45 días que incluía un ayuno de 21 días a base de jugos, sopa y agua. 

Afortunadamente, ya yo venía con la mente abierta para recibir todo lo que fuese necesario para mi sanación, y también había notado que en la hacienda había un grupo más o menos grande de pacientes con distintas patologías, lo cual me agradó y genero más confianza. Después de la consulta, ingresé de inmediato a la hacienda.  Me llevaron a la habitación y luego al comedor a almorzar: por cierto, muy rica la comida a base de puros vegetales y granos. No me dieron tiempo ni de acomodarme porque me trasladaron hasta un consultorio de un joven sumamente agradable llamado Wilmer quien era el responsable de pasar diariamente la revista a algunos pacientes, y me fue asignado como coach. En ese momento, Wilmer me hizo una serie de preguntas para profundizar y completar mi historia clínica y diciéndome que todos los días se me iba a pesar, tomar la tensión, luego semanalmente me habría de tomar las medidas en mi cuerpo y fotografías para documentar la evolución. Para concluir, ese día, en la noche me dieron un purgante para ayudar a mi colon a limpiarse.

El día 26 comencé mi ayuno, el cual no me afectó para nada porque ya yo venía con muy poco apetito y de hecho, pasaba días que no comía. Ese mismo día se me hicieron una serie de análisis de sangre para ver en qué estado estaba mi organismo en ese momento y poder diseñar el tratamiento holístico más para mi condición de salud. Ya que mi organismo venía con pérdida de masa muscular, debilidad y agotamiento, tuve que comenzar con las actividades muy poco a poco, ya que el régimen cotidiano de ejercicios que se realizan en la Concepción eran sumamente fuertes para mí y todavía no podía ni debía realizarlos. Empecé a ir a las meditaciones, pero como había que subir escaleras deje de ir al principio, así que las realizaba pero en mi habitación pues yo ya traía el hábito de hacer meditación 2 veces al día a las 3 o 4 de la mañana y por la noche a la 7 u 8.

 

Para mi esta rutina era normal. A los pocos días que me comencé a meter en el sauna sentí un poco de malestar y empecé a convulsionar con la suerte que en ese momento pasaba Victoria una de las enfermeras quien me realizó de inmediato un masaje con el dedo entre la nariz y el centro de arriba del labio. Yo le agarré las manos y efectivamente pudimos controlarlo así, en eso llegó Wilmer (mi coach), quien me al sentirme fría, me colocó una toalla por las espalda para calentarme y me dieron un jugo de lechosa con melaza, con lo que mejoré. Luego, me llevaron hasta servicios médicos para observarme y me colocaron un suero para mejorarme. Esto ocurrió en 3 oportunidades, y es que al bajarse mi potasio empiezo a convulsionar. Ya después no me volvió a ocurrir nada. Pasado los 20 días me quitaron los esteroides que ya venían siendo reducidos gradualmente. Así  fueron pasando las semanas y a decir verdad, no sentí más ningún dolor en las articulaciones y no se me volvieron a inflamar. A los 30 días de ayuno, ocurrió que se me fueron los tiempos y caí al piso casi inconsciente; me colocaron de momento un suero y ese día tuve que descansar, ese día me moría de hambre quería soltar la toalla y se lo dije al Dr., Es día el me hablo y me dijo que ya estaba en la recta final que tuviese un poco de paciencia. Es así que reflexionédecidí continuar. Para ese entonces, José Luis un fisioterapeuta  cubano me estaba haciendo rehabilitación y estaba logrando una mejoría sorprendente la verdad, le puse empeño y corazón. Recordaba cuando era deportista jugaba basquetbol y gimnasia rítmica y me había destacado en los 2, pero un día mi sueño se trunco por mi enfermedad y tuve que dejar las 2 disciplinas.

A los 21 día de ayuno, el Doc. me propuso extenderlo hasta completar 40 días. La verdad me sentía de un bien que ya había perdido 13 kilos y además, me veía maravillosamente bien y me sentía excelentemente. A todas estas ya venía caminando 1 a 2 kilómetros; a partir de ese momento el Dr. me exigió que cumpliese con todas las disciplinas: taichí, yoga, estiramiento, aeróbicos y bailoterapia menos acuaeróbic porque el agua de la piscina era muy fría para mí. A los 50 días de tratamiento ya caminaba 6 kilómetros diarios y hacia todas las disciplinas aunque no completas, había ejercicios que todavía me costaban un poco, sin embargo ya había pasado el record y ese día el Dr. me dijo que yo era un milagro de Dios y así lo veo yo.  Dios ha sido muy misericordioso conmigo al darme la oportunidad de Renacer, esa es la palabra. Yo estoy tan agradecida que Efraín Hoffman me haya aceptado en su hacienda ese día y haya aceptado a su vez este reto. No solamente él fue instrumento para mi sanación sino el grupo de médicos y terapeutas de la hacienda: la Dra., Zulay, mi rehabilitador José Luis más conocido como el cuba, Miriam la psicólogo, Marisol mi renacentista, Mery con su psicocorporal, Carmen con sus masajes y terapia sanadora, las enfermeras Vicky, Katy, Luisa, Yendris, con su amor y dedicación, a Gabriel el chef con sus platos tan ricos en fin a todo el personal de la hacienda desde Efraín Hoffman hasta los porteros, todos absolutamente todos tienen que ver con mi sanación; la sonrisa, el amor que nos brindan los pacientes, e incluso hasta a los mismos pacientes debo agradecer porque cada uno de ellos me brindó un aprendizaje.

Hoy 17 de diciembre cumplí 85 días en la hacienda y me siento maravillosa, excelente, más sana que nunca, no sólo física sino mental y espiritualmente. Me brindaron herramientas para manejar las diferentes situaciones en mi vida y en la sociedad. Voy a casa después del mediodía por las fiestas navideñas con un regreso el 04 de Enero de 2014 para continuar mi tratamiento y mis terapias. La fase que viene es muy importante porque es la de mantenimiento y sé que con el favor de Dios voy a salir adelante, ha sido fuerte y difícil pero siempre creí en Efraín Hoffman y en que yo podía y que todo estaba en mi mente, sólo puse mente súper positiva y mente abierta para recibir en buenos términos mi tratamiento y mis terapias.

Gracias Efraín por ser mi instrumento principal de sanación y gracias a mí por ser constante, perseverante y disciplinada.

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